Etapa 10 : Peñaflor de Hornija - Medina de Rioseco ( 24 kmts.) 26-09-15


Desde Peñaflor, en la altura del cerro donde se ubica la villa se aprecia bien el valle por donde discurre el Hornija y el camino que continúa por los Torozos hasta la comarca de Tierra de Campos y Medina de Rioseco.





Por ese valle y a la vera de ese río de Hornija, discurrieron los Comuneros en aquella fecha de Abril de 1521 hasta encontrarse con las tropas imperiales en Villalar. Ya sabemos lo que ocurrió, tambíen sabemos lo que cantaron los de Nuevo Mester de Juglería: "desde entonces ya Castilla no se ha vuelto a levantar".

Superado el valle, me pongo a la altura del cerro de Peñaflor, cada paso se hace más pequeño, hasta desaparecer.

En la planicie de los montes, a 800 m. de altura, el viento sopla con fuerza y con frecuencia, inteligentemente alguien utiliza esa fuerza instalando decenas y decenas  de eólicos.

El viejo árbol revindica, desde la muerte, un terreno  suyo durante decenas de años, que hoy ve invadido por las nuevas y futuras tecnologías.


El camino encuentra un bosque de encinas  y se adentra en él. Comienzo a oir unos extraños sonidos, son las 9 de la mañana, me detengo para escuchar y descubrir el origen y las causas. Está en el camino, no veo nada, son sonidos entrecortados que me intranquilizan. Veo un cercado y en su interior unas masas negras inmóviles en el suelo, de allí provienen los sonidos. ¡Son cerdos!, ¡cerdos negros!, ¡hay muchos!, y los sonidos son sus ronquidos, ¡roncan como algunas personas!.

 No veo ningún cuidador. Se levanta el más madrugador y anima al grupo que se levante, se oyen gruñidos disconformes. Prefieren seguir durmiendo y...¡roncando!.
Me resulta extraño, novedoso, encontrarme esto en el medio del monte, a unos 6 kmts. de Peñaflor y a otros tantos de Castromonte.


Los traviesos lechones son más madrugadores y naturalmente arrastran a sus madres para cuidarles.

Invierto unos cuantos minutos observando las peripecias de los pequeños.

Castromonte, en una mañana de sábado, con ninguna gente por la calle. Hay un bar abierto donde encuentro a los tres peregrinos madrileños con los que dormí en Peñaflor, que iban delante de mí. Terminaron sus cafés y yo comienzo con el mío.  Se van y me quedo. ¡Ultreia!


Hora y media para recorrer los 7,5 kmts que me separa de Valverde de Campos. Pasaje uniforme, suelo muy duro y cielo variado por las formas blancas de las nubes.

Valverde esta situado bajo la meseta o páramo de los Montes, unos 50 metros de desnivel. Antes de bajar disfruto de la amplia vista que tengo delante. !Tierra de Campos!.

Igual que en otros pueblos, las eras son depositarias de los nuevos y viejos aperos de labranza.


Hay 5,5 kmts hasta Medina, el Camino discurre por el trazado de la vía de tren que utilizó este medio entre 1915 y 1969, la vía que unía Medina con Valladolid y Palencia.


En la llegada a Medina, alcanzo a los peregrinos madrileños. Todos nos quedamos en el albergue de las Claras. Allí coincidiremos con una pareja burgalesa que esta recorriendo el Canal de Castilla en bici.


Tras la ducha y obligaciones diarias, ¡hay que comer!. A ello me voy con los madrileños.


Medina tiene tanto arte y tanta cultura por saborear que es imposible asimilarlo en una tarde y con un cuerpo cansado. Por lo cual....¡descanso!.

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